
México.- Lo que por años ha causado miedo en muchas personas, hoy podría convertirse en esperanza para la medicina.
Investigadores del Instituto de Investigaciones Biomédicas de la UNAM descubrieron que el veneno de diversas especies de arañas contiene compuestos con potencial terapéutico para tratar enfermedades humanas, desde dolor crónico hasta infecciones y trastornos neurodegenerativos.
La doctora Lourdes Norma López Martínez, quien encabeza el proyecto, explicó que su equipo trabaja con especies como Loxosceles, Latrodectus, Cupiennius salei y Phoneutria nigriventer. A pesar de su reputación como venenosas, estas arañas producen toxinas capaces de bloquear canales iónicos, actuar sobre neurotransmisores, combatir bacterias y alterar procesos celulares, lo que las convierte en candidatas para el desarrollo de nuevos medicamentos.
Del laboratorio al futuro de la medicina
El veneno, que en condiciones naturales puede provocar daño, es estudiado a nivel molecular para identificar y replicar únicamente las proteínas útiles, muchas de las cuales resultan altamente específicas y eficaces, con menor riesgo de efectos secundarios comparado con tratamientos actuales como los opioides.
-Entre las posibles aplicaciones destacan:
-Nuevos analgésicos sin efectos adictivos
-Fármacos para enfermedades neurodegenerativas
-Antibióticos contra bacterias resistentes
-Compuestos antitumorales
Biotecnología al servicio de la conservación
El equipo de la UNAM también usa técnicas de biotecnología para reproducir artificialmente los compuestos del veneno, evitando la necesidad de capturar en exceso a los ejemplares y promoviendo la conservación de especies silvestres, muchas de ellas endémicas de México.
“La ciencia básica es la semilla de toda innovación”, afirmó la doctora López Martínez. “Estudiar el veneno de arañas nos permite conocer mejor a estas especies, entender su papel en los ecosistemas y transformarlas en aliadas de la salud humana”.
Este proyecto no solo representa una promesa científica, sino también una oportunidad para cambiar la percepción sobre estos arácnidos y revalorizar su papel en la biodiversidad y la salud pública.
(Fuente: Boletín UNAM)