
Culiacán, Sinaloa.— En el marco de una creciente preocupación por el desperdicio de alimentos en México y los efectos negativos que los recientes aranceles de Estados Unidos podrían tener sobre la producción de tomate en Sinaloa, el Grupo Parlamentario del Partido Sinaloense lanzó un contundente llamado a la acción.
Durante su intervención en el Congreso local, la diputada del PAS, junto con el diputado Víctor Antonio Corrales Burgueño, expresó su solidaridad con los productores de tomate de la entidad y denunció como injusta la reciente imposición de una cuota compensatoria del 17.09% a las exportaciones mexicanas de este producto.
“El tomate no solo es un cultivo, es el sustento de miles de familias sinaloenses. Defender el tomate es defender a Sinaloa”, afirmaron.
La diputada también destacó cifras alarmantes sobre el desperdicio alimentario en el país. En México, se desperdician más de 10 mil toneladas de alimentos cada año, lo que representa el 37% de la producción agropecuaria nacional, equivalente a más de 100 mil millones de pesos.
A nivel global, según datos de la FAO, el 14% de la producción alimentaria se pierde antes de llegar al consumidor, y el 17% termina desperdiciándose en tiendas y hogares.
Factores como la falta de infraestructura, caminos intransitables, transporte inadecuado y prácticas injustas de comercio,son algunas de las causas detrás de esta problemática.
Uno de los casos más preocupantes es el del tomate, cada año se desperdician alrededor de 926 mil toneladas en México. Con las nuevas restricciones arancelarias, se estima que otras 178 mil toneladas quedarían sin poder exportarse, lo que agravaría aún más el problema.
“El 53% del desperdicio es evitable. Podrían ser alimentos en las mesas de quienes hoy no tienen qué comer”, apuntó la diputada, citando datos del Banco de Alimentos de Culiacán.
Ante esta situación, el PAS anunció que presentará una iniciativa de reforma a la Ley para el Aprovechamiento Integral de Alimentos y su Donación Altruista en el Estado de Sinaloa, buscando sensibilizar a la ciudadanía y fomentar políticas públicas que promuevan la reducción del desperdicio y la redistribución de alimentos hacia las familias más necesitadas.
“Por mucho alimento que se produzca, si al final una gran parte se desperdicia y sigue habiendo hambre en nuestro país, es claro que algo no se está haciendo bien”, concluyó.